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martes, 5 de julio de 2016

El Asociacionismo, el motor de la regeneración democrática

Opino  que una de las cosas, indiscutibles que tuvo de positivo, el cambio de gobierno en España, es que toda la sociedad constatara que no podía quedar al margen de sus gobernantes.

Como evolución de esta idea, se encuentra el que no son las ideologías lo que marcan las políticas sino las personas, el compromiso y moral de cada uno con sus principios personales.

Considero que, es notorio que no son exclusivamente políticas de izquierdas o de derechas las que arreglan la sociedad, aunque aún, y probablemente los más ruidosos, pretendan convencernos de que su bando es el correcto.

Como última expresión de este “desfloramiento moral” están los casos de corrupción, que decimos que han estallado ahora, cuando todos sabemos que estos se han dado en España desde el año 1978, oposiciones, adjudicaciones, subvenciones, impuestos, etc… múltiples aspectos de la relación administración-administrado, que sabemos todos son procesos donde el fraude, la ocultación, la tergiversación, la interpretación laxa entre el rigor legal y la ilegalidad, forman parte del día a día, de absolutamente todos los residentes en el territorio geográfico conocido como España.

En el último debate se abre un ‘melón’ de profundas consecuencias en nuestra concepción de sociedad, la posibilidad de reconocer la existencia de ‘lobbies’.

En España el que empresas y políticos vayan de la mano, nos hace retrotraernos a los tiempos del NODO, donde Franco visitaba las empresas de los amigos, los cuales mediante su relación con el estado conseguían sus contratos y donde siempre había que saber que “tecla” tocar para conseguir el negocio.

Es normal, que cuando el llamado “partido amigo de los empresarios”, nombra la palabra, medio país se eche a temblar, hable de salir a las calles o hable de oficializar la corrupción. Y es que, en España, cualquier relación gobernante-empresa, es considerada corrupción. Pero Europa, tiene perfectamente definido la relación lobbies-Unión Europea, ver registro de transparencia; y por supuesto el país por excelencia en materia de lobbies, es U.S.A.

Así pues, o Europa y U.S.A. están equivocados o los desactualizados somos nosotros.

Quizás el problema no es plantear que una asociación de empresas pueda influir en el gobierno, sino no haber dotado a la sociedad de mecanismo efectivos de influencia, es decir de Asociaciones como en Estados Unidos.

En Estados Unidos existen 1,14 millones de asociaciones exentas de impuestos, es decir cada 271 estadounidenses, existe una asociación que representa un interés de la sociedad, que no tributa al país y que en cambio recibe donaciones de empresas y particulares hasta mover una cantidad cercana al 9% de PIB de U.S.A. En España ese privilegio, se reduce a poco más de 300 asociaciones y fundaciones, las declaradas de interés público.

Para hacerse una idea, tendríamos que tener más de 170.000 asociaciones de este tipo para mantener la misma proporción que en Estados Unidos. Así pues, cuando se grita eso de “NO NOS REPRESENTAN” se tiene más razón que un santo, porque difícilmente 300 asociaciones permitan englobar las ideas y objetivos vitales de 48.000.000 de Españoles, residentes extranjeros e inmigrantes aparte.

Ante esto cabe pensar, que si el gobierno quiere hacer las cosas bien, primero debería reformar todo el entramado legislativo referido al asociacionismo en España, lo cual tampoco es tan complejo porque si está perfectamente regulado en la gran mayoría de países avanzados, acabar ya con el cordón umbilical entre Estado y asociaciones, dotar al asociacionismo de herramientas efectivas de financiación, fundamentalmente una ley de mecenazgo que favorezca la financiación de proyectos, frente a la subvención, y posteriormente, y no más allá del mismo año en curso, legislar adecuadamente como este asociacionismo se debe relacionar con los gobernantes y la administración en conjunto.

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