En estos tiempos, se juntan en el deporte múltiples conflictos, que en mi opinión, derivan del mismo origen, las dificultades económicas. Concretamente, en nuestro país, coinciden diversas conversaciones por derechos televisivos, que no nos engañemos son la principal fuente no pública de ingreso deportivos, con la transición de generaciones de deportistas, viejas leyendas que mantenían la popularidad con nuevos valores que deben ser los que mantengan la competitividad, junto con el dañiño asunto de las operaciones antidoping, todas ellas, de momento fracasadas en su conclusión.
A todo esto, España durante varios ciclos olímpicos,(por valorarlo en una medida típicamente deportiva), ha estado inmersa en un desarrollo legislativo para el deporte, ralentizado, politizado, y sin ser una prioridad de los gobiernos; en nuestro país y en todos los ámbitos políticos desde locales hasta nacionales, la victoria deportiva es una prioridad del político mientras el desarrollo de las estructuras deportivas del país son una molestia que hay que evitar.