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domingo, 30 de noviembre de 2014

Reflexiones sobre la designación arbitral en las categorías de formación

En la tarde de ayer asistí a un partido de baloncesto, donde el nivel de los jugadores llegó a rozar momentos de perfección en ambos equipos. Era un partido intensísimo, tanto en nivel de juego técnico, táctico y físico.

Desde la banda los entrenadores modificaban sobre las marchas disposiciones tácticas en defensa, cambios en bloqueos, no cambios, pausar juego, correr.
Técnicamente, sólo decir que se podía presentar una selección autonómica entre los dos equipos, y casi un quinteto con jugadores que han participado en convocatorias nacionales.

Fisicamente, el partido fue duro, durísimo, y eso sí con una nobleza que a mi sólo me recordaba a los tiempos en los que tenía algo que ver con el Rugby.

En definitiva, para aquellos que decimos que nos gusta esto tan inútil de pasar un balón por un aro muchas más veces que el contrario un gustazo.

Eso sí, como comprenderéis por el título de este texto, no hablamos de categorías profesionales, hablamos de cadetes; y como comprenderéis por el título del texto, algo pasó con …los árbitros.

Para empezar y a pesar de lo que alguno soltó de la grada, y a pesar de que algunos antecedentes te lo hacen dudar, no dudo ni de su equilibrio emocional, personal,  y estoy seguro que al igual que algunos entrenadores y jugadores, bellísimas personas, son los seres más indeseables en la pista, muy a buen seguro estos chichos lo son en cualquier momento de su existencia, no deben ir nunca estas reflexiones a dudar de las personas, pero si de sus responsabilidades deportivas.

Parto de la base, que no dudo que cualquier federación designa buscando lo mejor para todos, deportistas, árbitros y público, paso de otras teorías, por mucho que la realidad, a veces, parece quererlas confirmar. No entro en ese juego inútil. Y tengo claro que los árbitros también tienen que aprender, si pero son parte tan vital del aprendizaje de otras personas, que su aprendizaje debe supeditarse a los demás.

Así pues, y entrando en materia, no puede ser que la designación arbitral parta de la asignación de los árbitros a una categoría concreta. Al igual que existen partidos infantiles con el doble de nivel que algunos junior, y existen equipos de competición Senior que las pasarían canutas con algún cadete de nivel, no podemos pensar que todo árbitro que pita en Senior sabrá llevar un partido cadete, porque tampoco no todo entrenador senior sabe dirigir a un cadete, y muy pocos jugadores acb eran capaces de defenderle un 1x1 a Ricky rubio cuando era cadete.

Tres podrían ser los criterios que evaluaran un partido, en categorías de formación:
- Nivel de los equipos

-Igualdad en la competición (importancia del encuentro)

-Antecedentes extradeportivos, de entrenadores y jugadores.

Se debería establecer una valoración de los aspectos citados y su suma determinaría el nivel de arbitraje que precisa ese encuentro.

Debería acabarse ver partidos donde el árbitro va por detrás del nivel de juego, cuando por el concepto de formación y su implicación del mismo, esto nunca debería ocurrir, no es sólo conocer el reglamento, no es sólo interpretarlo y entender el juego, llegar al famoso absurdo de pitar pasos en una jugada porque no sabe cómo el jugador consiguió hacer eso, se trata de algo mucho más difícil pero absolutamente su principal en la labor como árbitro en partidos de formación, ser colaborador necesario en la formación deportiva de los jugadores.

Por supuesto, que exigir al mismo tiempo, que se reclama lo anterior, formación para los árbitros es pedir cuasiimposibles, sabemos que los árbitros precisan un proceso de formación para alcanzar ese nivel; que eso exige, que como profesión, su remuneración en las categorías de formación sea acorde al ámbito profesional; por supuesto, hablamos de unos requisitos máximos. Pero ahora mismo, la designación arbitral en formación está muy lejos de esto que situamos como objetivo ideal.

El fin del fútbol

Vista la situación y las respuestas de representantes diversos, me doy cuenta que el fútbol, no es deporte, QUE ESTE FÚTBOL NO ES DEPORTE.
Por lo tanto, lo destierro de mi vida, ni más partidos, ni más noticias ni más apoyo a ningún club, incluso aquel que nació el día de mi cumpleaños.
ESTE FÚTBOL ha dejado de interesarme hasta que se vuelva a convertir en un deporte.

No más noticias de fútbol, no más leer prensa, por supuesto ni un partido más de fútbol profesional. No más seguir en facebook, twitter, lo que sea.
Mi vida será sin fútbol.



Y esta vez sí, y sin que sirva de precedente. Deberías compartirlo y asumirlo.

La única forma de que el fútbol vuelva a ser lo que nunca debió dejar de ser.