Terrremoto en El Obradoiro
Pero absolutamente, trasladable a cualquier deporte, las actitudes, acciones y reacciones de los presidentes de clubs o entidades deportivas...son inescrutables, en algún caso, cual Dios se creen, cual Dios actúan.Pero vayamos a la ley: Estatutos de un club deportivo elemental:
El Presidente:
"El Presidente ostenta la representación legal del club; convoca y preside la Asamblea General y la Junta Directiva, estando obligado a ejecutar los acuerdos válidamente adoptados por ambas; autoriza consu firma los pagos y operaciones del club; y actúa como portavoz del mismo"
Si nos fijamos en zonas más profesionalizadas, ejemplo la NBA, donde no existen Presidentes, al ser ya empresas ¡empresas! no sociedades anónimas deportivas, los Dueños, que allí si lo son legalmente, prácticamente pasan desapercibidos, salvo "Extrañas ocasiones":
- El hombre bueno
- El Estrafalario (vease la foto)
Por lo tanto, y aunque absolutamente injusto, sobre todo, cuando el Presidente es la única línea de financiación del club, y por lo tanto este ente existe "por mis santos cojones", un presidente no debe nunca asumir competencias en materia, deportiva, organizativa o sancionadora.
Lo jodido, y absolutamente meritorio, es que tienen que dar la cara (y la pasta) sin más. Por ello, cada presidente de un club o entidad, merece ese reconocimiento. En el caso del Obradoiro, 20 años de lucha judicial merecen un reconocimiento mayor.
Del mismo modo, en la balanza de los pros y los contra de cada presidente se pone en el de los "peros", cada vez que en base a "supuestos derechos adquiridos", se sale de las condenadas 4 líneas que le encasillan a un simple florero al que hay que mantenerle respeto.
En este caso del Obradoiro vemos, que el empleado en cuestión se lleva la reprimenda, la destitución, pero se hace lo que él ha sugerido (incluso ordenado, da igual, las formas era lo que había que hacer), y por supuesto no se le echa por esa causa, sino por falta de respeto. Creo que no ando muy desencaminado, cuando digo que decirle a alguien que no sabe cuando no sabe, no es falta de respeto, es sinceridad; cualidad por otra parte que también suele conllevar bastantes problemas.
Igual que intentar convertir una cooperativa en un Sociedad Anónima en una semana, conlleva miles de fricciones, convertir un club deportivo en competición autonómica en el decimosexto club más importante de un país, de un total de 30000 (estadística del CSD del año 2008), conlleva que aquellos que han conseguido llegar a la rampa de lanzamiento e incluso construirla, tengan que dejar que la nave la piloten otros, y es dificil de asumir.
Duele igual que el hijo que se marcha de casa, a triunfar en su carrera, o como aquel jugador que has cuidado de pequeño y el siguiente paso para llegar a la NBA es fichar por el eterno rival. Pero es de justicia y de gallardía tenerlo hacer.
Por supuesto, quienes somos nosotros para hablar del club de otros, pues bien, es una de las grandes diferencias en ser club ACB, que ahora el club pertenece por representación a 2.000.000 (aproximadamente) de gallegos (todo aquel que está empadronado en Galicia) censados. De hecho, en esta caso, los 2.000.000 de gallegos han contribuido vía administración pública a la salida del club en ACB, desviando de otras partidas de igual o mayor importancia que el deporte profesional parte de sus impuestos.
Por ello, más allá de si el llamado, sector profesional del caso Obradoiro, fue impuesto por patrocinadores o instituciones, o si eran los hombres del Presidente, todos los gallegos teníamos el derecho, y nuestros representantes políticos la obligación, de que tal partida de gasto público no estuviera en manos de gente que no tuviera experiencia profesional en el deporte de élite. De una manera u otra, sólo con una gestión profesional deberían ser llevados, aunque eso implica llenar de floreros una directiva, la opción de quien o quiere ser florero es marcharse, la opción de quien una vez más quiere tener el merito, y el derecho a exigir a la sociedad un reconocimiento, es aceptar que son los profesionales quienes mandan.
Podría finalizar este ártículo con miles de reflexiones pero nada más certero, que los que mi "erudito" baloncestístico de cabecera, ha declarado para finalizar su último artículo, Miguel Angel Paniagua, en su blog de solobasket.com:
"...Lo que está realmente en cuestión en la NBA moderna –y por elevación en el deporte moderno- es lo que sucede dentro de las canchas de juego. La clave está en la esencia del deporte en cuestión; en lo que lo hace fundamental. No en su parafernalia."
