Entradas populares

sábado, 14 de junio de 2014

El Dueño del chiringuito: Los clubes profesionales financiados por políticos.

Las SAD empresas privadas financiadas con dinero público.

Comenzamos un nuevo texto, en este sillón de psiquiatra que es el publicar lo que rula por la cabeza de uno en internet. Y como toda obsesión se repite, vuelvo a mentar que el gran problema del deporte español se llama ley 10/90 de 15 de Octubre.

Y antes de continuar, y como su situación va a quedar reflejada en este artículo:

“GRACIAS PEDRO MARTÍNEZ, LOS SEGUIDORES DEL GRAN CANARIA, NUNCA OLVIDAREMOS TODO LO QUE HAS HECHO POR NUESTRO EQUIPO”



Aquella conversión del club de “fútbol” de toda la vida, en empresas que iban a cotizar en bolsa, y que cualquiera podía ser accionista, “como en Inglaterra” se ha demostrado una total inutilidad para conseguir una forma real y empresarial de financiación de los clubes deportivos, y del deporte profesional en sí. Aunque no es un único problema español, lo que nos importa es cómo ha evolucionado la financiación del deporte profesional en España, y ya que la pelota es mía, y aunque hay ejemplos similares en todos los deportes, y que duelen hasta llorar recordarlos, hablaremos del BA-LON-CES-TO.

En principio, no existen en ACB ningún club que no sea una S.A. la cual por definición es una empresa privada que por definición pertenece a sus accionistas. Estos accionistas los son porque aportan capital con el que la empresa debe generar beneficios que repercutan en sus accionistas. Es decir, lo único importante y que está claro, es que es una cuestión de dinero. Meter 1 Euros para sacar 100, si se puede. Plantada esta obviedad, ¿qué hace una entidad cuyos fondos parten de presupuestos públicos, llámese Ayuntamiento, Diputación, Cabildo o Consorcio de Aguas, siendo accionista de una empresa privada? Pues en otros ámbitos se le llama nacionalizar, es decir, asumir como público lo que debe ser un negocio privado. La teoría básica política, dice que una decisión política se toma para obtener un beneficio para la sociedad, cuyo premio consistirá en el reconocimiento de los votantes en la consiguiente elección, de forma que podrán seguirse tomando decisiones políticas. Soy consciente de que más de uno carraspeará al oír esta frase, pero esa es la simple verdad de la política, dejemos al lado otros aspectos, que si un/a Juez/a con todo su equipo no consigue aclarar en años los otros “porques” no lo voy a hacer yo en un folio.

Por lo tanto, cuando un político llámese Chaves, Bravo…, o Pujol, etc... entra en un ámbito deportivo, generalmente parte de una exigencia de parte de una sociedad, que le exige que salve algo “que es nuestro”, y aquí tenemos el primer gran error de concepto por todo lo explicado anteriormente. Los clubes deportivos no son nada de sus aficionados, salvo que sean accionistas, que el 90% no lo somos y el 10% no suelen sumar el 1% de propiedad.

La antes nombrada ley 10/90 expropió la propiedad de nuestros clubes a sus aficionados, y eso sí les dejó en propiedad total el sentimiento de pertenencia, con el que comprar camisetas, abonos, pagar el sueldo de una semana de trabajo para ver una final, etc…

El dueño “sólo” quiere hacer lo que le sale de las narices

Salvo algunas posiciones políticas extremistas, casi todos en este mundo mercantilizado, entendemos que cuando somos dueños de algo, que nos ha costado nuestro dinerito, tenemos que poder hacer con ello lo que nos pete. Todos entendemos que salvo por falta de juicio, siempre actuaremos de forma que nos beneficie su propiedad a nuestros intereses, y que esto siempre beneficiará a nuestra propiedad, poco sentido tiene comprarse un Maserati para estamparlo en el primer árbol que encontremos.

Así pues, como el político, ha sido exigido a salvar aquello que no es suyo y ahora debe responder por su propia decisión, es muy habitual que cuando se trata de deporte, de lo cual todos sabemos un porrón hayamos estudiado lo que hayamos estudiado, el puede tomar sus decisiones sin pedir permiso a nadie.



Y no, no me olvido que el político se olvida que ese dinero que puso aunque sea de su presupuesto no es suyo, salvo la parte que aporta de su propia declaración de IRPF. Si sumamos estas dos primeras partes de este documento, nos encontramos con que estamos nacionalizando una empresa privada, para exigir al estado en forma de político que no ejerza su derecho empresarial a imponer su capacidad de mando según su aportación al capital de la misma.

Pedirle a un político que no mande, eso es lo que queremos en el ámbito deportivo, o sea una quimera. ¿debíamos haberle pedido pues que salvara a una empresa privada por mucho sentimiento propio que tenga esa empresa? PUES SEGURAMENTE NO.

Hacia la privatización REAL del deporte

Hasta que el deporte profesional no sea una actividad enteramente privada, no dejaremos de encontrar conflictos como despidos con sospechas de diferencias políticas, ventas a inversores que no invierten, y que más bien deberían ser clientes de la empresa que …

- Se sospecha que la no renovación de Pedro Martínez se debe a diferencias políticas, bajo amenaza de reducir la participación.

-La Caixa anuncia la venta del CB Sevilla, por un precio simbólico, el grupo inversor comprador, es la empresa de un agente o ex-agente de jugadores.

Primera cuestión no resuelta ¿Puede ser el deporte profesional una actividad económica rentable? No no engañemos aún en España eso no se ha demostrado. ¿Eliminamos de los clubes de fútbol los ingresos previstos por derechos televisivos de competiciones que aún no se han disputado? ¿Quitamos al baloncesto la financiación directa o indirecta de entidades públicas de todo tipo y pelaje? Alguno dirá que existen clubes que efectivamente están completamente privatizados, y efectivamente no hay un duro de dinero público en sus cuentas, es verdad. Pero ¿Sería así en una liga donde sólo participaran esos clubes, es decir una liga de 3 ó 4 equipos? Por lo tanto, la ruina de tu rival es tu ruina.



Ese concepto es el que las recientes asambleas de la ACB parecen demostrar que no se ha interiorizado en los ¿dueños? de los clubes ACB y que explica el haber vivido una temporada entera sin dirigente. Así pues, ¿concluimos que las entidades públicas no pintan nada en el deporte profesional? NO exactamente, no pintan nada como dirigentes del deporte profesional, pero si quieren que sus ciudades tengan deporte profesional, deben favorecer su financiación, al igual que promueven la creación de empresas de todo tipo, y con el añadido que el deporte profesional, siempre mantiene una vertiente social, de transmisión de valores y oferta de ocio, que termina generando en actividad económica. Es decir, la entidad pública, es un CLIENTE, del deporte profesional, y que debe PAGAR por los servicios recibidos, y exigir que estos sean cumplidos, es decir la presencia en la camiseta del logo turístico de la localidad, es un servicio de publicidad, y si lo consideran necesario que se solicite cumpliendo el Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público. Pero señor político, usted no está haciendo un favor, ESTÁ RECIBIENDO UN SERVICIO CONTRATADO LEGALMENTE.

Y este contrato, que usted ha firmado, como será refrendado por sus votantes, esos a los que se debe, pues como dice ese documento que se firmó hace algo más de 30 años, en sus próximas elecciones le diremos si hizo mal o hizo bien. Hasta ahí debería llegar en todos los sentido la influencia política en el deporte, pero eso también exige que los ciudadanos no exijamos cada vez que el dirigente de turno lo destroza, la nacionalización y rescate del club de turno. Es nuestra responsabilidad saber que cada vez que queremos que un político se convierta en héroe salvador, volveremos al título de este artículo y lo convertiremos en el dueño del chiringuito.