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viernes, 10 de mayo de 2013

Doping Español: O como tirarse de los pelos cuando ya eres calvo.

Con la Operación Puerto ¿Cerrada?, lejos de transmitirse sensación de justicia y limpieza, se ha transmitido a todos los medios una agria sensación de decepción e impotencia.

De entrada todos esperábamos ver gente en la cárcel, saber cuánto hay de verdad en tantos rumores de posibles deportistas, practicantes de dopaje, ocultos por intereses económicos, institucionales y de prensa; y sí no nos engañemos, el reciente caso Armstrong, demuestra que para que una estrella del deporte pase limpio por la historia del deporte, cuando es un soberano tramposo, no vale con que él sea muy listo, recordemos que Armstrong fue pillado en 1.999, cuando era un mito de la recuperación contra el Cáncer.

En este país azotado por la pertinaz seq….,perdón, por esta crisis galopante, tenemos la excusa perfecta para que si en Septiembre se vuelve a fracasar en el objetivo de alcanzar una sede Olímpica, posible pistoletazo al que agarrarse para empezar a salir de la pert….crisis galopante; podamos buscar un culpable y evitar mirarse al espejo y reconocer los múltiples granos y verrugas que nos hemos dejado crecer.

Cuándo en 1992, durante los juegos de Barcelona, empezamos a creernos una nación importante, y éramos campeones HASTA EN FÚTBOL!, y en tres días mágicos conseguíamos convertirnos en potencia deportiva mundial, España decía abrir la edad de Oro del Deporte Español, cuando esa edad de oro se habría en los años 80, con las operaciones talento, la puesta en marcha de programas Olimpia de promoción del deporte, y otras muchas iniciativas incluyendo el seguimiento a nuestros olímpicos desde los programas Objetivo 92, etc…



Igualmente la Operación Puerto, o su resultado, no es más que la respuesta lógica al descomunal desaguisado en que se ha convertido la política, o su inexistencia, deportiva de este país desde la tan cacareada Olimpiada de Barcelona.

Desde aquel momento, o incluso antes, el deporte se entendía como un producto superdemandado, que en una economía de mercado, no sólo alcanzaba un valor real, sino potencial, contratos publicitarios y televisivos, que en los principales deportes de seguimiento llevaban a convertir en España, HASTA EL RUGBY, en deporte de pago, como en todo el mundo.

Nuestra Olimpiada, se disputó, bajo el amparo legal, de un Ley del Deporte 10/90 que 23 años después sigue siendo igual dedicando 4 artículos al Dopaje y 9 a la violencia.

Mientras en España los distintos gobiernos han regulado-intervenido, en todo lo relativo al deporte profesional, SAD, contratos, derechos televisivos, es decir el dinero, se han olvidado de dar importancia a lo fundamental en el Deporte, Deportistas, Entrenadores, su salud y su futuro.

Nada de esto está protegido en España, el mercado laboral el Deporte, es un compendio de títulos, organismos, y regulaciones que permite desde la picaresca más atrevida, a simplemente atentados a la salud como los ejercicios y movimiento lesivos, al descontrol total en la formación deportiva de nuestros jóvenes.

España, y concretamente Madrid, ha perdido en dos ocasiones la posibilidad de albergar unos Juegos Olímpicos, en 2012 bajo la disculpa de la Seguridad, y en 2016 bajo la sospecha de ser un paraíso para el Dóping.

Cuando en 2004 Jaime lissavetzky ocupa la Secretaría de Estado para el Deporte, se harta de hablar de Dopaje y de la salud del Deportista, y en “sólo” 2 años saca una Ley Antidopaje, que directamente, no sirve para nada, y decimos así porque no armoniza con la legislación mundial. En aquel tiempo se hablaba de intromisión de un Organismo Privado en la legislación Española, pues lo que tu quieras, pero AMA y COI van de la mano y si quieres Olimpismo te comes la AMA con patatas…y mahonesa si te hace más digerible.

En 7 años, el Sr. Littzavesky, fue incapaz de regular el mercado laboral del deporte, dejó sin resolver, e incluso sin acometer una regulación más lógica del Deporte Profesional y los desmanes que permite la legislación de las SAD, que le valía con leerse un librito.



De hecho, cuando sus intereses políticos le llevaron a olvidarse del deporte, un propio compañero de partido puso el acento en lo que debía hacerse para llevar el Deporte de este país por buen camino, desgraciadamente, como expresé en los tiempos de su nombramiento, su breve periodo de mandato, permitió pocos resultados. Pasaba a gobernar el PP, y de nuevo una figura institucional, poco experta en el deporte en sí, y muy experta en todo lo que no es deporte, y que tanta importancia se le da, y como ejemplo la subvención al colegio de Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología, que recogen los presupuestos al CSD, y la nula aportación al COLEF, quien ni siquiera ha piado ante tal incoherente actuación.



Repasando la legislación deportiva de este país, que como vemos ha acentuado el deporte negocio, olvidando el deporte “per se”, la promoción deportiva, la financiación del deporte de base o de formación, la investigación y estudio del desarrollo del talento deportivo, y la protección laboral de los entrenadores, convertido más bien en ONGs individuales, especialmente cuando se trata de trabajar con la base de nuestro deporte, que no dejan de ser la base fundamental de nuestras aficiones.

En este ambiente, en el año 2006, salta a la luz una macro operación “Operación Puerto”, no hay ser muy lince para pensar que el escándalo que dos años atrás denunció el ex ciclista Jesús Manzano no tuviera nada que ver.

Creo que aunque todos los que amábamos el deporte, esperábamos que aquello aclarara algo, tanta sospecha a nivel mundial, tanta crítica, no sólo en el ciclismo, sino en el atletismo y sobre todo en el fútbol, pues ES CLARO Y NOTORIO QUE UN PARTIDO CADA 4 DÍAS Y SESIONES DE ENTRENAMIENTO  ningún futbolista se mantiene sin “milagros” médicos, al 100% de su rendimiento. El único problema es que no había legislación que amparase la persecución del delito de Dopaje, en Noviembre del 2006 se publicó la ley.

Así pues la Jueza Santamaría, no puede más que considerar que es un delito contra la Salud Pública, que un médico haga transfusiones de sangre, y eso entendiendo que la sangre no es parte de un organismo sino un medicamento. De esa forma los deportistas, no son cómplices sino víctimas, y 200 deportistas de élite, quedarán ocultos bajo una actuación que, en mi opinión, fue ineficaz.

La ineficacia parte de muchos aspectos, y todos salen de una raíz, un poder político a quien el deporte se la trae al pairo, salvo cuando se trata de fotografiarse rodeado de medallas, copas, o sentarse en cómodos palcos.

En primer lugar, si la primera ley antidopaje se hubiera redactado tan “sólo” 5 años después de la fundación  de la AMA, ya habríamos tenido ley Antidopaje en el 2004, pero un PP, que se preocupó y mucho del interés general televisivo, y un lissavetzky que le llevó dos años redactar una ley de 49 artículos, lo que suponen que Zapatero necesitó dos legislaturas para ese trabajo, son los primeros responsables de la indefensión legislativa de quienes luchaban contra el dopaje.

En segundo lugar, unos cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, que como se ha demostrado en el juicio, su conocimiento sobre el mundo del dopaje, y del deporte en sí, incluidas sus estructuras profesionales, y redes de conexión, en aquel momento era muy escaso, por no decir inexistente, y ha permitido a Eufemiano Fuentes discutirles incluso, si sabían conservar muestras orgánicas, en un lamentable espectáculo, que por momentos  hacía temer que la Operación Puerto finalizara con la total absolución de los encausados, pero que además ha demostrado que la gran parte de sus sospechas, se realizaban, bajo suposiciones de si tal apodo era de uno u otro, o de si la reunión era para un pago, y sobre todo, como arranca una operación contra un objetivo delictivo, si ese delito no existe, alguien debería explicar por qué se actuó así, por tan sólo unos meses de diferencia. La posterior Operación Galgo, demostró que el conocimiento sigue sin ser mucho mayor, y estamos a la espera de una nueva operación que demuestre si ya por fin, hay expertos en deporte y su organización trabajando codo con codo con la policía.



Y finalmente, el mundo del deporte, quien metido en esta loca carrera por el dinero, en que se ha convertido el deporte profesional, admite la explotación mercantil de menores de edad, permite tratos vejatorios, como la obligación de miccionar de una mujer frente a un hombre, y en cambio no provee a los talentos deportivos de los medios lógicos para alcanzar su máximo rendimiento con el apoyo económico mínimo que les garantice una vida digna a él y sus entrenadores.

En esta situación, ahora que la sociedad se indigna que se pare a pensar cual es el modelo de política deportiva de este país, en que se basan sus principios y objetivos, y que pretenden con su estructura desde la base a la élite, y en definitiva, si algo de todo esto importa a la sociedad en conjunto, o es simplemente una obsesión enfermiza de unos pocos fríkis,  que nos creímos esas historias de honor y superación que nos cuentan los libros del deporte.

Porque para competir y ganar premios no hace falta poner la salud como requisito, el deporte puede ser un simple espectáculo que no tiene que servir de ejemplo ni inspiración, puede ser incluso un artículo de lujo al alcance de los mejores de esta sociedad, muestra del poder de consumo y ostentación de los privilegiados.

Sobre todo, porque si decidimos que sea una de las pocas expresiones de la humanidad de las que sentirnos orgullosos, deben desaparecer y ser perseguidas por encima de intereses mediáticos y económicos, toda actuación claramente dañina, para el deportista.

Y antes que los intereses por el dinero, los derechos televisivos, y los resultados políticos, el sistema deportivo de este país, y globalmente de la humanidad, debería regular los tiempos de descanso según los datos científicos existentes y en ningún caso ningún deportista podría tener dos prácticas deportivas separadas por menos de 72 horas, incluyendo sus periodos de entrenamiento, sería imposible que un menor en formación estructural de su organismo, pudiera alcanzar un ritmo de más allá de un partido por semana, durante periodos superiores a un mes o más tiempo.

¿Puede nuestra sociedad actual enfrentarse a la realidad de un deporte de élite que prime la salud frente a los rendimientos económicos?, ¿Puede olvidarse de esa máxima, real pero demasiado permitida, de que el deporte de élite no es salud, que no significa que deba ser obligatoriamente enfermedad?, ¿Quiere realmente, renunciar a deporte los 7 dias de la semana, las 24 horas del día, y con ello, los deportistas, directivos y técnicos, a competir en la lista Forbes por ser sus principales protagonistas?

En definitiva, la humanidad, ¿Quiere empezar a admitir que para poner en valía los principios básicos y comunes a las gentes de bien de ética y de prevalencia del bien sobre el mal, debe renunciar a los caminos fáciles al éxito y el laurel del triunfo, por juntos crear una sociedad mejor que dejar en herencia a nuestros descendientes? El deporte puede ser una herramienta de transformación de la sociedad, o podemos adaptar nuestra idea del deporte para que sea más cómoda para la sociedad, en el fondo, Eufemiano Fuentes con su actuación optó por la segunda opción, y nadie supo o quiso evitarlo a tiempo.