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miércoles, 17 de agosto de 2016

Vender Emociones


Quien haya recibido alguna charla sobre ventas o marketing en los últimos meses, años, casi diría siglos, oirá el gran nuevo mantra de “¡¡Ahora se venden emociones!!”.

Y todos cuando los escuchamos asentimos, afirmando que gran verdad no lo sabía. En esos momentos que los grandes gurús de la venta con sus speeches más o menos elevados y sus powerpoints post-video de youtube más o menos elaborados, están consiguiendo el mismo nivel de influencia que los vendedores de crecepelo de principios del XX, nadie se acuerda que normalmente, en contra del mito,  no se conoce a ningún vendedor de paraguas en el Sáhara.
No existirá ningún cliente, del que queramos sentirnos orgullosos de su cuenta, que lo sea por comprarnos por emoción, queremos que nos compre porque lo que ofrecemos realmente le sirve, y por ello, nuestro vendedor más que un experto en oratoria debería serlo en análisis de datos y estadística, si sabes quién necesita lo que vas a vender, no necesitarás venderlo, tendrás que facilitar su compra. Esa es la realidad, dura porque entonces muchos gurús pierden su negocio de venta de fórmulas magistrales, y desaparece la magia de la venta por el trabajo de alto rendimiento,
Al igual que en el deporte la venta, es un trabajo metódico, sistemático que precisa de control y planificación, precisa de trabajo de alto rendimiento, el speech no es más que la parte final, la que sale en los focos, pero al igual que la medalla olímpica es el trabajo de 4 años el que permite alcanzarla, puede que la pierdas por tu “magia” vendiendo pero jamás la ganarás por ello.

Y al igual que en el deporte no por correr 100 veces tienes más opción de medalla, al contrario lo más probable es que llegues tan agotado a la cita importante que la pierdas por no ir bien preparado.
Entonces la venta a lo metralleta disparando contra todo bulto irreconocible, va impedir que cuando se disipe el humo puedas determinar cuál ha sido el objetivo, por supuesto que después de una ráfaga alguna víctima habrá caído, pero quien busca relaciones en vez de ventas poco podrá aprovechar de cada caja de balas, por eso el tiro olímpico se hace con pocas balas y mucha puntería.
Por ello, el mensaje de vender emociones es incorrecto, lo correcto es aprovecha las emociones para vender el mejor producto.


Hamblin y D’Agostino ofrecieron al olimpismo una campaña ejemplar

porque son de las mejores atletas del planeta.