Hace trece años, resultó que un escrito de reflexión sobre aquel 11-M, no sé como, se convirtió en viral, corrió hasta medios de prensa, descubriendome por primera vez el poder de las redes sociales:
http://politicabeatrizrico.blogspot.com.es/2007/03/difusin-del-atentado-por-los-blogs.html
http://www.20minutos.es/noticia/10647/0/blogs/11-M/cobertura/
En aquel tiempo 96 horas después del atentado, realmente sabíamos muy poco, nadie consideraba que el mundo cambiaría tanto, en poco más de una década. Esa quizás la primera reflexión que trae este atentado, que no es trágico, que no es atroz, que no es injusto y todo ese montón de calificativo que vomitamos como queriendo expulsar el dolor y la pena que nos produce, es todo eso y mucho más, seguro que dentro de unos años nos daremos cuenta, que como el famoso meteorito, ha extinguido la civilización que conocimos y seremos en ese momento otro país diferente.
Sería muy estúpido, no cambiar ante una barbarie así, sería un insulto a la víctimas que su muerte no nos lleve a cambiar como si nada hubiera pasado, por todo ello, pasadas las 72 horas de luto oficial, hay que pensar y acometer nuevos compromisos.
Durante estos tres días no he dicho una palabra, respetando ese luto, de lo primero que noté a faltar en el atentado. Liderazgo. Y por eso, nombre no por más importante, si quizás lo más decepcionante de estos días.
Tenemos un gobierno en España, que es fan de presumir de no actuar a la ligera, nada que esperar de un colectivo, cuyo posicionamiento fue "tuitear" y hacerse presente a la mañana siguiente, asegurando estar trabajando en gabinete, sin luz ni taquígrafos. ¿Quien lidera este país en los momentos cruciales? Parece ser que twitter. Así gobierna el PP, y esta vez, no tuvo en frente rivales políticos, incluso inicialmente sus ¿Archirivales? independentistas, mantuvieron un diplomático, y fariseo, respeto institucional aunque gestos y subconcientes, más o menos intencionados, demostraban que para ellos era la nación catalana y no España quien era atacada, el resto del mundo sabía que el problema era Español.
Es normal, que en cuanto se conocen detalles de los atentandos, de su preparación, de sus protagonistas, mucha gente empiece a señalar culpables, no en los autores, sino en sus colectivos, es normal; normal en grupos tribales, sin una cultura, ni conocimiento más allá de los que muestra su vista, que vivan en una condición simplificada y simplista, de que su mundo es sólo lo que ve alrededor, normal para ellos, no para una sociedad que dice ser moderna, abierta, consciente del mundo en el que vive. A quien plantea que el problema es la inmigración,que el problema son los refugiados, que es un problema de religión, le veo como un claro defensor de la planicie de la tierra, al mismo nivel que su encefalograma.
La inmigración, debe ser regulada, controlada y atendida, con total seguridad empezando por el último concepto, no somos un mundo más libre por dejar que se venda la mentira de que los problemas de Africa se resuelven dejándoles libertad para ir al país que quieran, sin acometer las acciones que de verdad supondrían creer que España es un país acogedor, proteger e integrar. Sin pensar que la acción española debe empezar en los países, ayudándo a lo inmigrantes a cruzar fronteras en seguridad y libertad. Si en España cada año entrar 10.000, 100.000, 1 millón cada año, ¿por qué no reconocerlo oficialmente y establecer un sistema de acogida real de ese número de personas?. ¿Preferimos seguir con las discusiones de galgos o podencos, de concertinas, avalanchas, rescate de pateras?
No es verdad el mito de que el inmigrante al llegar aquí lo tiene todo, y si es verdad, que en España se tienen las fronteras cerradas de tapadillo, un tapadillo que llega a la estupidez, de que la regularización de la situacion legal de un inmigrante en España roza, el esperpento incoherente, de negar permisos a quien al mismo tiempo se le están aportando servicios de nuestra sociedad del bienestar.
Y no es sólo cuestiones de Derechas, el no saber que hacer con la inmigración, durante un gobierno del PSOE aprendí, la mentira de la burocracia en la regularización de inmigrantes, intentando traer trabajadores de profesiones de dificil cobertura, en la que plazos, procesos y acciones políticas demostraban que aquí no se quiere una inmigración, coherente, coordinada y organizada. Y esto tiene que cambiar desde hoy.
Y esto conlleva, que el inmigrante debe saber que no es alguien invisible al llegar a este país, y que su cultura y costumbre, deben ser democráticas para vivir aquí o no puede vivir, y que ni ablaciones, guerras santas o matrimonios pactados son parte de nuestro mundo, que entrar en España implica que cualquier actividad económica debe regirse por nuestro ordenamiento legislativo y tributario, y que se es libre, de rezar, expresarse o celebrar su historia, porque este mundo, el de los 7.000 millones de humanos es un mundo libre.
La integración del inmigrante, no es un opción, es una obligación, una obligación que debemos cumplir ambas partes, los anfitriones conociendo y asumiendo como parte de nuestro compromiso global de convivencia, las causas y razones de alguien, que en este momento, la nefasta política inmigratoria Española le lleva a hacer un viaje mortal para llegar a nuestro país. A su vez, los huéspedes deben saber y asumir que la integración es un deber global, para hacer este mundo más amable y acogedor para todos. En el fondo sólo "le exigimos" una cuestión, que ame a España. Y tiene razón, cuando nos responda ¿Y qué pasa con los españoles? Tiene toda la razón. ¿Por qué se ha empeñado España en ser el país más autoodiado del mundo?
Una abominación como la sufrida por España, estos días, inunda y pone de manifiesto la forma de ser de muchas personas, la necesidad de la información, mezclada con la curiosidad malsana, con el llamado morbo, llega a poner en tela de juicio la labor de medios de prensa, de que deben o no deben, hacer, decir, publicar. ¿Debemos, gracias a las redes, convertirnos todos en periodistas e informar ala¡ resto de lo que vemos y vivimos?. ¿Le curaría usted una fractura a su vecino? ¿Entonces por qué le transmite una crónica visual o escrita de un suceso? O peor aún, ¿quien le ha nombrado agente de la autoridad para decidir las medidas de protección o salvamento precisas?
La prensa debe ser libre y responsable de transmitir información, el ciudadano sólo debe aportar y actuar siguiendo las instrucciones de sus autoridades. Eso sí, si nos imaginamos viviendo en un mundo sometido a oscuros intereses, que esconde areas 51 alienígenas, y poderes fácticos pseudosectarios, entonces no, sea usted libre de contar su verdad, viva en ese mundo paralelo al mio, en medio de su paranoia enfermiza, eso sí, tendrá que comprender que mi consideración hacía su persona, es más cercana a la de un bufón adicto a sustancias psicotrópicas que la de un igual conviviendo en la misma sociedad.
Y es que para muchos esto es una guerra, con x ejercitos defendiendo los intereses, más o menos nobles de sus naciones, ya sabemos bien en España, que eso de inventarse naciones es fácil y sencillo, y que si lo adornamos de bonitas historias sentimentaloides, con un poco de músiquita y un buen trabajo de redes sociales, nos queda un canal de youtube chupiguay. Pero no, no hay una nación en guerra contra el mundo occidental, porque en todo caso, el mundo occidental seriamos un daño colateral de una guerra civil entre musulmanes según el recuento de víctimas.
Generalmente, le hemos dado en llamar terrorismo, el terrorismo por definición tiene un objetivo de caracter político, estratégico, y suele conllevar su calificación de terrorismo por el lado de la víctima, mientras el ejecutante vende que su lucha tiene un noble y enaltecedor objetivo. Para mi no son terroristas, aprovechan el venderse así para usar una tapadera.
El concepto tapadera, es más propio de lo que son, una mafia, una delincuencia altamente organizada, no hay objetivo político, no es una lucha por una raza o cultura, ni por un modelo de sociedad, el llamarse terroristas es parte de su marketing, en el que no nos debemos dejar engañar, son delincuentes, y todo aquel que comulgue o justifique su acción debe ser tratado como cómplice, llámase país que permite su financiación, llámese partido político que busca peregrinas justificaciones a un delito, llámese compatriota del mafioso, que mira a un lado para no denunciar a un igual, así sea un simple peón de una estructura criminal, covencido, engañado gracias a su ignorancia o estado mental, de que participa en una noble lucha que le acerca a la vida eterna más feliz. Es la veradera delincuencia del nuevo milenio, aquella que trafica con personas, con petroleo, que han montado una tapadera de conflictos entre civilizaciones, para simplemente esconder sus maniobras orientadas a acumular poder y riqueza, sin respetar las normas globales de convivencia. No es más que la estúpida, egoista, y dañiña vieja lucha de la humanidad, la lucha por el poder.
Y la sociedad libre mundial, debe de una vez asumir, que como delincuente, es la justicia quien debe acabar con ellos, y debe usar todos sus medios al alcance, que no valen negociaciones políticas, es acción judicial y policial la que vale, con las personas y países que participan activa o pasivamente de la existencia de una delincuencia global, que debe de dejar de permitirse encontrarle razones o justificaciones sociales, nada justifica la delincuencia, y todos nuestros medios debe ser puestos contra su acción.
Europa tiene un problema, que son estas alimañas que han hecho del mal su negocio, Europa debe mirarse al espejo y reconocerse que o es Europa, una nación común, o no será Europa, o convivimos, colaboramos unidos, o terminarán consiguiendo que volvamos a ser una amalgama de territorios, más bien, mal avenidos, condenados a repetir una y otra vez una pasado histórico que guarda políticamente, más oscuros que claros.
Ningún país resolverá está delincuencia de nivel mundial, por si mismo, como tampoco resolvería una pandemia, pensando que rodeándose de un muro está todo arreglado. Ese es el gran desafío de nuestros lideres, quien los tenga (España debería empezar a exigir liderazgo en quienes deben ejercerlo), pensar que cada acción local de su país debe ser parte de una estrategia global en este mundo, que ya sólo tiene fronteras virtuales porque ya no hace falta cruzar los andes para conquitar Roma, ni atravesar el Canal para llegar a Londres.