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martes, 3 de octubre de 2017

El honor de ser seleccionado, Piqué se equivoca en la forma y la Federación en el fondo.

Ir a una Selección Nacional, no es sólo una cuestión de profesionalidad, que también. Tal como han establecido diversos estudiosos, las Selecciones Nacionales, suponen un símbolo de una sociedad, y a pesar de que muchos van por la vida subidos en esa soberbia nihilista, ni los símbolos son negativos, ni su defensa supone un peor nivel social o intelectual.

La simbología tiene su valor, el que le dan lo que transmite y representa, la que recibe de los que representa.

Que escupan mi foto me molesta, pero infinitamente menos que si me escupen a la cara, hay quien confunde el orden, y de ahí muchos malosentendidos, la historia está llena de ellas, por perder perspectiva de la importancia de las cosas.

Por lo tanto, como símbolo, el participar en una Selección que representa a un país, región, barrio de una ciudad, tiene un valor, y quien es seleccionado debe saberlo y respetarlo. No tiene que ver con dónde naces, ni siquiera con quien paces. En el caso del deporte, los asimilados, nacionalizados, etc... son una cuestión más de justicia deportiva y equidad, que de lo que representan.

Por ello, uno no es más ni menos en una selección según nace o pace en el país, lo es por el respeto al honor que supone representar a un número de personas; que sabes, más allá de lógica o ilógica del sentimiento (ahora no toca), que ese símbolo tiene un valor, mucho o poco, lo que está claro es que ir por profesionalidad, sin sentimiento ninguno de afiliación a ese símbolo, es una incoherencia que ni el convocado ni el convocante deberían aceptar.

Especialmente, un convocante, es decir una Federación, jamás debería entrar en el juego de alguien que va por simple negocio, que es lo que es una profesión, admitir eso, es casi más ofensivo que quien va sin ningún orgullo de lo que representa.